lunes, 3 de octubre de 2011

Bienvenida


He decidido crear este otra bitácora para intentar separar un contenido que definitivamente no se puede mezclar como el de mis vivencias, mucho más cuando las mismas se aproximan al tiempo en que asistí a la facultad de medicina de la Universidad nacional de Trujillo. Mi buen amigo Lizardo, a quien extrañamos decenas de personas en el universo bloggero, una vez mencionó que estas bitácoras también son una forma de periodismo, y habiendo yo tenido cierta afición por el oficio de Murrow y Gorriti, pasaré a realizar breves comentarios sobre algunos noticias del mundo, principalmente de mi país.

Pero, ¿será que mi destino, de haber seguido tal oficio, hubiera culminado en la sección de editoriales? El inefable Zavalita de "conversación en la catedral", en una opinión es bastante escatológica desprecia los editoriales, tal vez recordando los tiempos en que la entrevista, el reportaje, la crónica, e incluso los obituarios le despertaban más pasión por la labor del diario. ¿Acaso un editorialista no es más que un pobre patán que presume de ciertos conocimientos, como herramientas poderosas para un análisis objetivo, concreto, acertado, pertinente, imparcial de la realidad? En los tiempos actuales, realmente, el editorial de un diario es uno de los rincones menos leídos. Los editores actuales prefieren recurrir a la conocida técnica de imprimir un par de glándulas mamarias femeninas para llamar la atención a sus publicaciones que intentar un razonamiento atinado con algunas de las características que he mencionado anteriormente.

Esta bienvenida se ha extendido demasiado y por lo tanto pasa a compartir con ustedes estas letras pícricas, y haciendo honor a su nombre no son sólo ácidas sino también explosivas.